De cómo baje 20 Kilos sin dietas y sin rebote
- luzzcbs
- Dec 14, 2021
- 6 min read
Updated: Nov 9, 2022
o de cómo mantener una alimentación sana

Como es bien sabido, para bien y para mal, cambios pequeños pero constantes producen un cambio grande después de un largo periodo de tiempo. Es así como, después de un par de semanas de andar comiendo azúcares y ultra procesados en exceso, comencé a notar cambios preocupantes en mi cuerpo. En primera instancia, la ropa ya no me quedaba tan suelta y mi cuerpo se sentía cansado y sin energía, incluso después de haber dormido bien. Con el objetivo de ayudarme a mí, sobretodo a recordar algunas cosas, he decidido escribir este texto que quiero compartir porque quizá pueda ayudarle a alguien más.
Hace un año, yo bajé 20 kilos. No, no es broma y cuando la gente que me conocía, me veía, siempre había alguien que por morbo o por interés genuino me pregunta: “¿Cómo le hiciste para bajar de peso?“ La respuesta normalmente se limitaba a: “me fui a vivir a la playa y fui tan feliz que los cambios ocurrieron por sí solos“. Aunque hay cierta verdad en esta frase, lo cierto es que dejé de contar todo el proceso porque me di cuenta de que la gente prefería escuchar historias de magia y no las historias de éxito donde hay mucho trabajo detrás. Así que, si tú me estás leyendo porque buscas bajar de peso rápido y fácil, de una vez te lo digo, este texto no es para ti.
A continuación enlisto un par de aprendizajes que me funcionan a mí, pero que no es ninguna receta mágica y puede que no resulten para ti:
1. El deseo al cambio
Me di cuenta de que el irme a vivir a la playa era parte de algo más grande. Quería, o mejor dicho, necesitaba un cambio radical en mi vida. (Ya sabes, “no puedes seguir haciendo las mismas cosas si esperas obtener resultados distintos“). Eso es lo más importante: el deseo al cambio. Pero, para que haya un cambio visible en nuestro cuerpo también tiene que ver un cambio de mentalidad, es decir de cómo nos relacionamos con el mundo y especialmente con la comida.
2. Dejar de hacer dietas pero evitar los ultraprocesados.

No se trata de hacer dietas para bajar de peso. Las dietas no sirven, porque la concepción que tenemos de ellas, es muy similar al dejar de respirar por un par de segundos o minutos para luego no aguantar más y atascarse de aire. No son efectivas, porque la gente se limita de la comida y luego, cuando no aguanta más, se atraganta con todo. Sin embargo, no les voy a mentir, sí hay que evitar comer papas fritas y refresco, en realidad, toda la comida ultra procesada. Para ello es fundamental el cambio de paradigma (regresando al primer punto) y éste comienza con la siguiente pregunta: ¿Ya te diste cuenta de lo que le estás metiendo a tu cuerpo? Piensa en un jugo de naranja en polvo. Éste está lleno de azúcares, colorantes y probablemente lo que menos contenga es naranja. ¿No es mejor comprar naranjas y exprimirlas? Esa es la idea, comer lo más natural posible: entre menos procesado, mejor. Créemelo, tú cuerpo (y sobretodo tu sistema digestivo) te lo va a agradecer.

3 .Puedes comer lo que quieras: es cuestión de aprender a comer sin prohibiciones
Siendo realistas, dejar de comer procesados de un día para el otro, es más bien imposible. Los azúcares tienen un efecto similar a la droga y cortarlos de un día para otro, puede tener incluso efectos en el cuerpo. De alguna manera somos adictos, por lo que hay que descontaminarnos poco a poco y en el proceso es importante recordar que tampoco está mal permitirse una que otra golosina. En realidad, podemos comer de todo, sólo hay que cuidar la cantidad. Una golosina, un par de gomitas o un chocolate de vez en cuando, no es dañino, pero es eso, cantidades pequeñas para matar el antojo, no se trata de comer una bolsa entera de frituras.
4. La comida está ahí para nutrinos. La comida es sumamente importante, pues es la fuente de energía que necesitamos día a día para vivir. Por eso es importante ver qué consumimos. Regresemos al ejemplo del jugo de naranja. La gran diferencia entre el jugo de naranja en polvo y el natural recae en los nutrientes. Mientras que el primero contiene sólo azúcares; el segundo, contiene vitamina C, potasio y magnesio que nos protegen de enfermedades, por ejemplo. Así, cada uno de los alimentos (y por eso también es importante variarlos) tiene sus propiedades que nos ayudan, cada uno, a diversas cosas como a la vista, la circulación, la digestión, la musculatura, la piel, etc.


5. Hacerse consiente de los efectos que la comida produce en tu cuerpo.
¿Cómo te sientes cuando comes qué? Para eso es buena idea llevar un diario. Yo por ejemplo, últimamente he notado que cuando como carne o algún producto lácteo, se me inflama el estómago y me siento pesada; por eso evito comerlos. O cuando como una bolsa de papas fritas (porque también lo hago de vez en cuando), al día siguiente me siento pesada y, a causa de la sal, con mucha sed. Por el contrario cuando como fruta después de hacer ejercicio, me siento feliz y llena de energía. ¿Cómo se siente tu cuerpo después de haber comido qué alimentos? Esa es una forma de conectar mente y cuerpo; de conectarse con uno mismo, diría yo.
6. Escuchar a tu cuerpo
Distinguir cuando el cuerpo tiene hambre, antojo o tiene ansiedad: una cosa es alimentarse y una muy distinta es comer por comer. Cuando siento ganas de comer, me pregunto a mí misma si me comería un plato de verduras, cuando la respuesta es que sí, es que tengo hambre y cuando no se me antoja eso, sino más bien un pastel de chocolate, entonces identifico que es ansiedad (porque de vez en cuando también me pasa). Cuando estoy plena, casi no me da hambre, cuando no estoy bien pero mentalmente estoy fuerte, me tomo un vaso de agua y con eso se me pasa; cuando no, me como un chocolate pero soy consciente de ello.
7. Voltear a ver tus sombras
Este me parece un punto clave, porque si comes por ansiedad, déjame decirte que la comida no va a solucionar nada y mientras no afrontes lo que te está asechando, dejar de comer va a seguir siendo similar a dejar de respirar. Yo sé que no es fácil e incluso se torna doloroso, pero al final, es liberador. En la playa, sí fui muy feliz; pero también hablé de cosas que me dolían, las lloré, las sané y de pronto, la ansiedad se fue. Noté que ya no tenía antojos y dejé de comer entre comidas, lo que me ayudó bastante a bajar de peso.

8 .Vivir en el presente y disfrutar de la comida.
Estar presente cuando uno come, disfrutar la comida: oler, masticar lento, saborear… es estar ahí con los cinco sentidos mientras uno lleva a cabo este ritual.
Por último vienen tres consejos que seguramente ya conoces y que la gente repite hasta el cansancio. Pero oye, si la gente los repite hasta el cansancio ha de ser por algo, ¿no?
Hacer ejercicio Si quieres ver cambios más rápidos. Hacer ejercicio, sí hace la diferencia. Además es una forma de liberar toda ese energía y estrés. Por cierto, también es bueno para la ansiedad.
Tomar agua. He notado que últimamente cuando lo que tengo es sed, en vez de tomar agua, cómo algo dulce. ¡No! Uno tiene que tomar agua, es importante para limpiar el cuerpo, expulsar la grasa y mejorar la digestión.
Creételo Cree que puedes hacerlo. Al final, (salvo algunas excepciones) todos venimos al mundo delgados, es decir, nuestro cuerpo es delgado por naturaleza. Yo mucho tiempo fui con nutriólogos y todos ellos me decían que nunca iba a pesar menos de 60, hoy peso 55 kilos. Así que sí, eres delgado, ahora empieza a comportarte como uno.
Calma.
Ojo. No vas a bajar de peso en una semana ni en un mes: a mí me tomó dos años. Como empezaba este texto, para bien y para mal, pequeños cambios pero constantes producen una diferencia visible después de cierta cantidad de tiempo. Así que no te desesperes. La meta es comer mejor y más sano: mantener una alimentación nutritiva, bajar de peso es tan sólo un efecto secundario. En realidad se trata de generar un estilo de vida, recuerda que somos lo que comemos: comida sana, ergo cuerpo sano.
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