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Dime cómo coges y te diré cómo piensas

Pucha Potens: manual sobre su poder, su próstata y sus fluidos

Reseña acompañada de algunas reflexiones

*Al hablar de mujeres me refiero a las personas que nacieron con un coño; al hablar de hombres, a aquellos que nacieron con un falo en la entrepierna. Perdónenme si alguien se siente ofendido; pero aún me falta aprender a utilizar un lenguaje inclusivo.


„Como coges es como piensas“, nos repetía una de las mejores profesoras que tuve en la universidad. Me costó muchas lecturas y experiencias entender a qué se refería con esta frase; ahora comprendo que la manera en la que manifestamos nuestra sexualidad es, en realidad, un reflejo de nuestra cultura y de todos los conocimientos que con base en ésta se nos han ido inculcando desde la infancia. Es decir, nuestra sociedad (hablando desde mi contexto de clase media mexicana) ejerce sus prácticas sexuales bajo un sistema (de mierda, por cierto) heteropatriarcal, capitalista y colonialista.


Dentro del patriarcado quien tiene el poder es el hombre. Es a él a quien se le enseña a ser energético, mientras que a nosotras se nos educa para ser pasivas, discretas, limpias, bonitas y emocionales; a limpiar y a servir. Por consiguiente, la mujer ha sido sometida al hombre, tanto fuera como dentro de la cama. No es casualidad que la única posición sexual que ha sido aceptada por la iglesia es la del misionero: el hombre da, la mujer recibe. Bajo este mismo esquema, los hombres ven a las mujeres como tierras que deben ser conquistadas (sí, el amor romántico es también una mierda).

Por otro lado, el acto sexual, aceptado socialmente, ocurre en un lugar y tiempo específicos: la recámara y la noche. En la noche, porque las convicciones judeocristianas nos han hecho creer que la sexualidad es algo malo, y por tanto, tiene que ocultársele. En la recámara (normalmente la de los padres), porque desde una visión capitalista se ha asumido a la mujer como una fábrica de capital humano y la función principal de la sexualidad se ha limitado sólo a la procreación: el sexo por placer, sólo por el placer en sí mismo, no tiene espacio (por lo mismo de que se le considera pecado).

(Cabe mencionar que en la cultura oriental, la sexualidad tiene una concepción totalmente distinta (tampoco es que el sistema oriental sea mejor, pero al menos), la información respecto a la eyaculación femenina y al goce sexual no sólo es mayor sino que juegan un papel fundamental dentro de la vida cotidiana. Ahí la sexualidad es, por el contrario, algo sagrado.)

pussy sketch

En resumen, hasta ahora, la sexualidad occidental sólo ha tenido lugar en beneficio de (y para) los hombres. El placer femenino ha sido dominado y censurado hasta haber sido borrado del mapa. ¿Por qué debería seguir siendo así? Este libro es eso, una invitación a cuestionar todas las ideas con las que fuimos criadas (o bombardeadas dentro de la cultura) para así, descolonizar nuestro cuerpo, y con ello, nuestra sexualidad. Si bien es un libro que podría considerársele un manual para eyacular, es sobretodo un manual para reprogramar nuestra mente (que por suerte, también es el primer paso para eyacular).


De hecho, yo tuve la fortuna de haber nacido en un hogar liberal donde la sexualidad nunca fue un tema prohibido. Por el contrario, mi madre me regalaba condones antes de un viaje y me daba consejos para llegar al orgasmo y aun así, este libro ha resultado una cogida mental con la que he aprendido bastante. Les comparto algunas de las ideas que rescato y que me han resultado revolucionarias:


  1. Todas las mujeres tenemos próstata y por tanto podemos eyacular.

  2. La próstata en las mujeres es en realidad lo que se conoce comúnmente (y erróneamente) como Punto G, pues resulta que no es un punto ni un músculo sino un órgano, del que se ha estudiado MUY poco, ya que, según el sistema occidental, todo lo que no tiene una función visible no sirve y por tanto, hay que ignorarlo.

  3. En medio oriente existe algo que se llama mutilación femenina pero en occidente (sí, en Europa) sucede algo bastante similar: a muchas mujeres eyaculadoras les quitan la próstata creyendo que se trata de incontinencia urinaria durante el sexo. Los médicos, como lo dije en el punto anterior, no tienen ni idea de cómo funciona el cuerpo de la mujer y tampoco se han interesado en su estudio (y luego me preguntan el porqué de mi desconfianza a la medicina moderna… jajaja).

  4. Si todas las mujeres tenemos próstata, eso rompe un poco con la idea de que los hombres y las mujeres se diferencian biológicamente uno del otro, pues nuestros genitales, en realidad, son mucho más parecidos de lo que pensábamos.

  5. La eyaculación no es orina. La sensación que tenemos antes de eyacular puede ser similar porque es el único referente que tenemos; pero nuestro cuerpo es sabio y mientras estemos libidinosas, lo más probable es que no podamos orinar.

  6. La eyaculación y el orgasmo van de la mano pero no son lo mismo y no necesariamente ocurren al mismo tiempo.

  7. Para orgasmos más intensos hay que soltar/empujar en vez de contraer la vagina. (Si practicas yoga seguido, te aconsejaría intentar lo contrario).


En resumen, el conocimiento del cuerpo femenino y su placer ha pertenecido por mucho tiempo al monopolio de los hombres. ¿Por qué seguir prolongándolo? ¡Basta de ser sumisas! Es hora de tomar el poder sobre nuestros cuerpos para nuestro propio beneficio. Si tenemos un cuerpo multiorgásmico, ¿por qué no gozar de ello? Por eso, me retiro invitándote a leer este libro, a hablar más de sexualidad (para que deje de ser un taboo) y sobretodo, te invito a explorar (con) tu cuerpo. Por mi parte, yo también voy a seguir experimentándome y conociéndome. Así pues, ¡conectémonos con nosotras mismas y pongamos en duda al sistema!


PD: Les comparto un link con una breve historia de la eyaculación femenina en el mundo, por si quieren profundizar más en el tema: http://www.lasurprisedalice.com/wp-content/uploads/2010/12/The_History_of_Female_Ejaculation.pdf

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